Si quieres saber más sobre Jordi Sierra i Fabra, pulsa aquí. La hormiga dio sus primero pasos por el interior del objeto. Echó a correr, feliz por su hallazgo. Nunca supo qué tocó, qué mordió, qué pasó. Nunca. No tuvo tiempo. La explosión fue terrible y dramática, lo mismo que si el mundo estallase, reventando con un alarido seco e impotente, el grito final de la rabia y la desesperación. Ying Tao, Hamid y Juan Pablo cayeron al suelo. Un súbito viento los barrió de la faz de la tierra, que, a su vez, tembló de una forma extraña bajo sus pies. Medio sordos, cubiertos de polvo y muy asustado, miraron hacia atrás. |
domingo, 23 de diciembre de 2012
La bomba
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario